Vivimos una época donde ya no existen los ídolos. Todos los que teníamos nos han defraudado.
En todos los estractos de la sociedad ha habido siempre pillos y truhanes y nunca me he fiado de los habituales de las revistas del corazón. Todo empezó con el ya desaparecido presidente del Atlético de Madrid Don Jesús Gil y Gil, auténtico mafioso de la cosmopolita Marbella, de donde salieron mucho más sospechosos, como la tonadillera Isabel Pantoja. Ahi empezamos a comprobar que el hecho de ser famosos no te libra de estar imputado en delitos (lo de ir a la carcel es otra cosa).
Desde el doping deportivo: Amstrong, hasta el asesinato: Pistorius, pasando por atropello y fuga: Farruquito, Ortega Cano. Hasta lo más común hoy en día, el fraude fiscal, donde encontramos toda las profesiones Políticos: Barcenas, Pepe Blanco. Jueces: Divar. Deportistas: Urdangarín, Messi. Lo que no me podía figurar es que ni los superheroes están libres de sospecha. Fué un disgusto enterarme que un ídolo de muchos niños como El Capitán Pescanova también es un estafador. ¡Donde vamos a parar!
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