Por
José Piris Baena (Biblioteca Pío Baroja)
Tras
el paréntesis veraniego, nuestro club de lectura ha vuelto a
reunirse con ánimos renovados. Y después de relatarnos unos a otros
lo bien que hemos pasado las vacaciones, hemos entrado en materia con
dos obras muy diferentes que representa las vanguardias artísticas
del comienzo de siglo XX.
La
primera es Manhattan Transfer, la obra más conocida del escritor
norteamericano John Dos Passos, perteneciente junta otros escritores
como Hemingway o Scott Fitzgerald a la llamada Generación Perdida,
en la que se encuadran los escritores americanos de entreguerras.
La
peculiar estructura, consistente en una sucesión de breves cuadros o
escenas sin aparente nexo de unión, sumado a la cantidad de
personajes pertenecientes a distintos extractos sociales (vagabundos,
abogados, magnates, políticos, periodistas, artistas, etc.…) que
se mueven por sus páginas, y el uso en algunos pasajes del argot, ha
dificultado algo el seguimiento de este retrato del despegue
evolutivo de la ciudad de Nueva York en el primer cuarto de siglo. A
pesar de lo cual, hemos podido apreciar el desarrollo de temas como
la emigración, la lucha de clases, o el ascenso económico y
político. Todo ello con la ciudad de fondo, auténtica protagonista
de la novela.
El uso de frases
cortas y el dialogo, permiten visualizar los distinto cuadros de una
manera muy cinematográfica. Me quedo con la imagen que nos ofreció
Santiago: “Es como si viéramos una escena que nos llamara la
atención en una calle, no sabemos lo que ha pasado antes ni lo que
pasará después, pero no nos importa, solo importa es instante”.
La
otra obra es un clásico de nuestra literatura: Luces de Bohemia de
Ramón María del Valle-Inclán, que con esta obra dio a conocer un
nuevo género teatral: el esperpento, consistente en una visión
deformada e incluso grotesca de la realidad.
Las
andanzas de Max Estrella y don Latino de Híspalis por los bajos
fondos madrileños es, en realidad, una crítica social de la época
de principios de siglo, al hacer que los dos protagonistas se crucen
con representantes de todos los estamentos de la sociedad, desde los
maleantes y mendigos hasta un ministro, pasando por guardias,
comerciantes, revolucionarios, periodistas y, como no, artistas y
poetas, entre los cuales aparece algún nombre conocido como Rubén
Darío. Es un historia de gran crudeza, pero tratada con un cierto
sentido del humor (en muchos casos negro). Además contiene varias
referencias a hechos reales de su época (que casualmente, coincide
con la otra obra anteriormente citada: Manhattan Transfer, primer
cuarto del siglo XX).
Todo
lo anterior está escrito con una mezcla del lenguaje popular y el
lenguaje literario que enriquece el conjunto.
Esta entrada ha sido publicada con anterioridad en el blog Las Siete en Punto. Lugar de encuentro de los clubs de lectura de las Bibliotecas municipales de Alcalá de Henares.
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