Eran tiempos oscuros. La policía de la politico social podría detener a cualquiera por un simple comentario en contra del régImen, pero si sospechaban que pertenecias al partido, era mucho peor. No había quien te librara de visitar los calabozos de la Puerta del Sol, así como de tener que soportar alguna que otra bofetada, o algo peor, del policía de turno.
Ni las mazmorras de la inquisición tuvieron nunca tan mala fama. Una fama ganada a pulso, aunque muchos lo negaran, todos sabian lo que pasaba ahí dentro, pero nadie podía hacer nada. estaban amedrentados por la figura zamba y paticorta que habitaba en El Prado.
Solo algunos osados se jugaban el tipo en acciones clandestinas, sabiendo que si les pillaban acabarían en la carcel, cuando no fusilados o agarrotados.
El garrote vil, aparato de ejecución, de infausta fama, que no desapareció hasta la prohibición de la pena de muerte por la constitución de 1976.
Esos tiempos afortunadamente han pasado, y ahora solo los podemos ver en películas y series, pero pueden volver en cualquier momento. Depende de nosotros que no nos engañen con palabras bonitas. Los gobernantes de ahora son los cachorros de aquellos lobos.
BILLY EL NIÑO SU ALTER EGO FICTICIO RICARDO CONDE
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