En esta época de internet, videojuegos y el boom de las series televisivas. Donde el libro de papel ha dado paso a leer en pantalla en los e-books y tabletas, se echa en falta algunas cosas del pasado. Una de ellas son los tebeos.
No me refiero a los comics ni a las novelas gráficas, sino a los tebeos de toda la vida. Aquellos que cada semana te esperaban en el quiosco, donde las llamaban "revista juvenil ilustrada". además del mítico TBO que les dio su nombre a todas ellas, estaban las valencianas Jaimito y Pumby. Pero sobre todo estaban las de la editorial Bruguera: Pulgacito, Tio Vivo, DDT a las que siguieron las más modernas Mortadelo o Zipi y Zape,encabezadas por estos famosos personajes.
Aparte de estas, que se dedicaban sobre todo a la parte humorística, existían unos cuadernillos apaisados en los que cada semana vivíamos aventuras emocionantes que el inevitable "continuará" hacía que esperaras el siguiente número con impaciencia.
Desde las aventuras medievales del Guerrero del Antifáz y el Capitán Trueno, la Hispania romana del Jabato, las historias policíacas de Roberto Alcazar y Pedrín o las Hazañas Bélicas con el sargento Gorila, todo tenía cabida en estos cuadernillos, que entre aventura y aventura te iban contando lo buenos que eran los héroes (españoles, por supuesto) y los malos que eran los villanos (chinos, rusos o árabes).
Desde hace una temporada, he conseguido hacerme con las series completas de algunos de estos tebeos, y después de ver las, algo repetitivas, aventuras de los Audaces Legionarios (el capitán Rey, el sargento Matamoros y el corneta Blasillo) ejemplo canónico de este tipo de historietas, me he encontrado con la grata sorpresa de conocer a un personaje del que había oído hablar , pero que nunca cayó en mis manos: El Cachorro.
De una calidad bastante buena para la época, este héroe nos traslada al Caribe de los piratas, a los que se enfrenta en una interminable cacería del gato y el ratón. Un grumete audaz y valeroso, que, sin respeto al escalafón llega a capitán de una nave de buenas a primeras por haberse enfrentado a temibles piratas como Baco, el Olonés, el famoso Morgan, o el vil y tramposo Quasimodo, unos villanos con protagonismo própio a lo largo de los más de 200 números de una colección trepidante y adictiva que merece ser rescatada del olvido.
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