UN SCROOGE DIFERENTE

Todos conocemos a Ebenezer Scrooge, el avaro protagonista de Cuento de Navidad de Charles Dickens. Un clásico que todas las navidades nos acompaña en una de sus muchas adaptaciones y homenajes que se han realizado.

Este año, como no podría ser de otra manera, ha vuelto. Pero esta vez de una manera muy especial. Ha sido en forma de teatro radiado. 

Un género este prácticamente desaparecido que nos retrotrae a otra época en la cual los seriales radiofónicos tenían tanto éxito como las series actuales de televisión. Tanto la Cadena SER como Radio Nacional contaban con un elenco fijo, quee, además de las radionovelas de Guillermo Sautier Casaseca o radio comedias tipo Matilde, Perico y Periquín o Los Porretas, también representaban obras de teatro.

Para festejar estas navidades, la Cadena SER ha recuperado este género con  la representació de este Cuento de Navidad. Para ello ha contado con un reparto de lujo encabezado por Jose María Pou (Scrooge) y Juán Echanove (Narrador).

Una experiencia distinta para los jóvenes, y un recuerdo nostálgico para los que ya tenemos cierta edad..

Para quien no haya podido oirlo en directo, os dejo el enlace 

http://www.cadenaser.com/cultura/audios/cuento-navidad-radioteatro-vuelve-cadena-ser/csrcsrpo

FELÍZ NAVIDAD

En estas fechas deseo unas felices fiestas a todo el mundo menos a (por orden alfabético):

Aguirre, Esperanza.

 Aznar, Jose María.

 Barberá, Rita.

 Barcenas, Luís.

 Blesa, Miguel.

 Borbón, Juan Carlos De.

 Botella, Ana.

 Bretón, José.

 Camps, Francisco.

 Corinna.

 Cospedal, Maria Dolores de.

 Diaz Ferran, Manuel.

 Fabra, Carlos.

Gomez de Liaño, Luis.

Gonzalez, Antonio.

Guindos, Luis de.

Mas, Artur.

Montoro, Cristobal.

 Mato, Ana.

 Rajoy. Mariano.

 Ruiz-Gallardón, Alberto.

 Saenz de Santamaría, Soraya.

 Soria, Jose Manuel.

 Urdangarín, Iñaki.

 Wert, Jose Ignacio.

 Y todos los demás que se han pasado el año fastidiando y robando al personal

EL ÚLTIMO BUEN POLÍTICO

Ahora que la clase política está tan devaluada, ahora que la ineptitud y la corrupción campan por sus respetos, ahora que se cuestionan leyes y constituciones obsoletas, ahora, en fín, cuando ni el mismisimo Diógenes encontraría con su candil un político honrado. Cuando más falta nos hacía un referente para no dejar de creer en la política, ahora vas y nos dejas.

Pocos personajes han dejado una huella tan profunda en la historia contemporanea. Mandela, junto a Gandhi y Martin Luther King son los tres mosqueteros que han luchado por la justicia y la igualdad en este mundo lleno de intereses, donde el dinero y el poder se ha ido poco a poco adueñando de todo el cotarro. Donde los poderosos juegan su partida sin tener en cuenta al resto de la humanidad .

Ahora que nos quieren quitar el único derecho que nos quedaba ( el derecho al pataleo) recordemos que Mandela pasó 30 años en prisión por hacer oir su voz y, al final, logró salir venciendo y convenciendo.

¡Mueran los políticos mediocres!

¡VIVA MADIBA!

GRACIAS POR LA MÚSICA

Cuando nos enteramos que ha fallecido un personaje famoso y popular (últimamente muchos) que nos cae especialmente bien, es como si perdieramos a alguien de la familia, o como mucho un amigo muy querido con el que hemos pasado buenos momentos.

Si ese amigo además nos ha hecho reir, jugar, bailar y animarnos las mañanas de los sabados convirtiendolas en una fiesta, con un pretexto, a primera vista tan serio, como escuchar un concierto de música clásica, divirtiendo a nuestros hijos y sobrinos y, ¿porque no decirlo? a nosotros mismos.

Ya le venía de familia a Fernando Argenta, pues su padre fué un famoso director de orquesta,Ataulfo Argenta, fallecido en un accidente de avión, y él después de unos comienzos más cercanos al rock en los 60 y 70 pasó a dar a conocer la música clásica al grán público con los Clásicos Populares de RNE. Pero fué con El Conciertazo cuando consiguió que los chavales conocieran a esos tipos que parecian tan serios llamados Bach, Mozart o Beethoven convirtiendo la sala de conciertos en un patio de recreo donde todo valía para disfrutar con la música.

Se podía ver a este señor con aspecto de profesor severo contando gracietas y haciendo payasada, mientras la orquesta tocaba la obertura de Guillermo Tell o la Marcha Radeszki.

Cuando llegó el momento de una jubilación forzosa, aparecieron otros programas como El Club de Pizzicato, pero ya no era lo mismo. Aquella alegria musical, donde la improvisación saltaba a la vista, fue sustituida por un programa ñoño y sin gracia, donde los presentadores se limitan a inerpretar a unos personajes que no consiguen acercarse a su público